ANOCHE
Anoche me acosté
con un hombre y su sombra.
Las constelaciones nada saben del caso.
Sus besos eran balas que yo enseñé
a volar.
Hubo un paro cardíaco.
El joven
nadaba como las olas.
Era tétrico.
suave,
me dio con un martillo en las articulaciones.
Vivimos ese rato de selva,
esa salud colérica
con que nos mata el hambre de otro cuerpo.
Anoche tuve un náufrago
en la cama.
Me profanó el maldito.
Envuelto en dios y en sábana
nunca pidió permiso.
Todavía su rayo láser me
traspasa.
Hablábamos del cosmos y de iconografía,
pero todo vino abajo
cuando me dio el santo y seña.
Hoy encontré esa
mancha en el lecho,
tan honda
que me puse a pensar gravemente:
La vida cabe en una gota.
1979
|